El sábado pasado (23), Deontay Wilder y Luis Ortiz se encontraron por segunda vez en el ring. Y al igual que en la primera oportunidad, en marzo de 2018, ‘The Bronze Bomber’ salió victorioso, con un triunfo por nocaut en la séptima ronda. Pero es un error pensar que la vida del campeón de peso pesado fue fácil. Durante la batalla, organizada por el MGM en Las Vegas, el estadounidense sufrió para contener el impulso inicial de su oponente.
Las primeras rondas del partido fueron dominadas por Ortiz quien, con su movimiento zurdo, confundió a Deontay. El cubano comenzó la pelea con todo y ganó las rondas iniciales conectando los golpes más notables de la disputa, especialmente desde la izquierda.
La historia del duelo comenzó a cambiar desde la sexta ronda, cuando Wilder pareció despertar a la pelea y dominar el centro del ring. El buen momento fue coronado en la siguiente ronda, la séptima de la pelea. Con un derechazo directo, el estadounidense arrojó una bomba real en la cara de Ortiz, que fue al lienzo poco después. El cubano no pudo regresar al combate después del conteo del juez, estableciendo así el triunfo de Deontay por nocaut.
Con la victoria, el estadounidense defendió su (WBC) -cinturón del Consejo Mundial de Boxeo-. Después de la pelea, el peso pesado reforzó su interés en enfrentar otra leyenda de la categoría: Tyson Fury. Invictos como profesionales, los dos se enfrentaron en diciembre pasado en un duelo que terminó en empate. Se espera que se realice una revancha a principios de 2020.
El resultado positivo contra Ortiz el sábado marcó la victoria número 42 de Deontay como boxeador, 41 de ellos por nocaut o TKO. El estadounidense se convirtió en el sexto peso pesado de la historia en defender un cinturón mundial diez veces.
El campeón del CMB Wilder también diseñó unificar los títulos de su categoría. Los cinturones de peso pesado restantes ahora están en manos de Andy Ruiz, quien es campeón de la AMB, OMB, FIB e IBO, las principales organizaciones de boxeo de hoy.