En la trilogía con Deontay Wilder, donde venció por nocaut al estadounidense y retuvo su título de peso pesado del Consejo Mundial de Boxeo, Tyson Fury estaba «gravemente lastimado» antes de la pelea. Así lo reveló su padre, John Fury.
En declaraciones a ‘BT Sport’, el padre de Fury indicó que su hijo recibió inyecciones en ambos codos antes de la victoria del mes pasado, en el T-Mobile Arena en Las Vegas (EE.UU.), y agregó que desde entonces se sometió a una cirugía de seis horas para aliviar el problema.
«Tyson estaba gravemente lastimado entrando a esa pelea. Estaba discapacitado desde el principio. No fue un combate de boxeo, ¿verdad?», dijo.
«Tuvo que recibir inyecciones (de cortisona) en ambos codos. Desde entonces ha tenido una operación, seis horas, todo el día en el hospital para repararlos. Extirparon algunos espolones óseos que tenía. Él me dijo después: ‘No podía boxear, no podía trabajar el jab. Si hubiera fallado el jab, me habría puesto en modo flácido y no habría podido pelear. El dolor al lanzar el jab era insoportable, así que estaba peleando con dos personas: el dolor en mi propio cuerpo y él. Todo lo que podíamos hacer era convertir la pelea en una guerra, y yo quería ganar más que él'», añadió.
La pelea del mes pasado terminó la trilogía entre los peleadores con dos victorias por nocaut para ‘Gipsy King’ y un empate. Con el triunfo sobre Deontay Wilder, Tyson Fury mantuvo su invencibilidad en el arte noble y ahora el deportista suma 31 victorias, con 22 de ellas por nocaut y un empate en su récord.
“Mi hijo es el número uno, una leyenda y se hablará de él durante cientos de años. Es así de bueno y tiene ese deseo ardiente de nunca ser derrotado», concluyó.