Con solo cinco años de carrera profesional en las MMA, Rodolfo Vieira casi se vio obligado a acortar su historia en el deporte. En enero de este año, un examen de rutina realizado por el luchador detectó una posible anomalía en su cerebro y, por lo tanto, se le prohibió pelear unos días antes de la pelea programada en la UFC contra Wellington Turman. Pero después de unos tres meses de agonía sin saber si podría o no continuar con su profesión, el cinturón negro de jiu-jitsu ahora respira aliviado.
A principios de este mes, luego de someterse a una angiografía cerebral -examen para diagnosticar posibles hemorragias, aneurismas, coágulos y tumores en el cerebro-, el brasileño fue dado de alta por los médicos y declarado apto para continuar en las artes marciales mixtas. Por ello, en entrevista exclusiva con Ag. Fight, Rodolfo narró el drama vivido que, según sus palabras, lo dejó esperando lo peor.
“Fue el momento más difícil de mi carrera. (…) Ese sentimiento de tensión, de presión de no saber qué no va a pasar. El examen es caro, el plan lo cubriría, pero tendría que esperar un mes más para hacerlo. Así que preferí pagar de mi bolsillo y hacerlo. Solo Dios y mi familia saben por lo que pasé, pero seguí entrenando, contando con la suerte y rezando para no tener ningún problema. Seguí entrenando con normalidad, porque si me quedaba en casa me volvía loco. Si el doctor dice que no puedo pelear más, me detendría. Pero como no hablaba, lo seguí y me arriesgué (risas). Traté de mantener el pensamiento positivo, confío mucho en Dios y seguiré haciendo mi trabajo, pero si el médico dice que es algo grave, lo respetaré y entenderé que no debo seguir en el deporte”, reveló el luchador.
Aunque apostaba por escenarios positivos, Rodolfo admitió que en su interior lidiaba con la desconfianza y el pesimismo sobre su futuro. El brasileño incluso recordó el susto que tuvo al recibir la noticia de que podía tener algo grave en la cabeza y afirmó que prefirió adoptar una táctica para no frustrarse más.
“Seguí esperando lo peor de inmediato, porque estaba en una situación muy difícil. Intentaba mantenerme positivo, seguir la rutina, pero ya me imaginaba que el médico diría que no podía continuar. Para mí era mejor (pensar de esta manera) que ser 100% positivo y llegar a tiempo y recibir esas noticias. Pero gracias a Dios mantuve la calma. El día fue difícil, cuando supe que no iba a pelear, me desesperé, lloré mucho, pensando que me tendría que retirar. Fue realmente difícil. Luego vino el estrés normal del campamento, de todo lo que había pasado. Pero pasó”, explicó el carioca.
Con el desenlace positivo de todo este drama personal, Rodolfo no se olvidó de quien siempre estuvo a su lado. El multicampeón mundial de jiu-jitsu destacó a su familia y amigos, así como a la afición que le mostró su cariño en este difícil momento.
“Fue un sentimiento de gran agradecimiento a Dios y a todos los que vitorearon mi mejoría, siguieron todo, me enviaron un mensaje. Me alegró mucho saber que voy a poder seguir en este deporte que tanto odio (risas)”, agregó.