Conor McGregor parece estar viviendo una nueva etapa tanto dentro como fuera del deporte. En una entrevista con ‘The Schmo’ durante el evento BKFC 83, el excampeón de peso pluma (145 lb) y peso ligero (155 lb) de UFC comentó sobre la situación actual y la sensación de estar cada vez más cerca de volver a pelear.
Según el irlandés, la anticipación de su regreso viene acompañada de una serenidad que considera sin precedentes en su carrera.
A sus 37 años, se espera que la estrella regrese al octágono en el histórico evento de UFC en junio de 2026, en los jardines de la Casa Blanca. La probable pelea marcará el fin de un largo período de inactividad y, según el propio atleta, simbolizará el comienzo de un nuevo capítulo en su carrera profesional.
«En mi caso, aquí arriba, me siento en un estado de relajación total. Tengo muchas ganas de salir y hacer mi trabajo. Definitivamente presto atención a todo, observando las emociones que me rodean. Estoy tranquilo y sereno como nunca antes, pero al mismo tiempo, emocionado por entrar en acción», declaró el luchador.
Viaje espiritual
Durante la conferencia de prensa previa al BKFC 83, el irlandés sorprendió a todos al revelar que había estado en una especie de viaje espiritual en los últimos meses. El excampeón afirmó que su creciente fe y conexión con Dios fueron cruciales para enderezar su vida personal y deportiva.
Conocido por su talento y su explosiva personalidad, «The Notorious» afirmó estar experimentando un período de equilibrio y madurez. Con su regreso acercándose, el veterano demuestra que, más que solo recuperar su forma física, también busca un reinicio emocional y mental , algo que, según él, se reflejará en su próxima actuación.
¿Rival remitido?
Si Conor McGregor finalmente pelea en UFC Casa Blanca, un nombre se perfila como favorito para ser su oponente: Michael Chandler. Con una rivalidad ya establecida tras participar como entrenadores rivales en la temporada 31 del reality «The Ultimate Fighter», ambos incluso tenían una pelea programada para junio de 2024, que posteriormente se canceló debido a la lesión de Conor. Un estadounidense y fiel partidario del presidente Donald Trump, «Iron», como se le conoce, también tendría sentido en el evento desde un punto de vista simbólico.
