El sábado 19, UFC 318 ofreció a los aficionados no solo una batalla técnica entre dos de los nombres más importantes de la MMA, sino también un momento simbólico y emocionante en el último asalto de la pelea entre Max Holloway y Dustin Poirier. A pocos segundos del final, los dos protagonistas repitieron un gesto que ya ha entrado en la imaginación del público: el franco intercambio de golpes en el centro del octágono.
Tras la victoria por decisión unánime, Holloway comentó con tono relajado sobre el momento en que señaló al suelo, retando a Poirier a un último intercambio abierto, un gesto similar al que realizó en su pelea contra Justin Gaethje, cuando ganó el cinturón de la BMF. Según el hawaiano, el momento se volvió aún más especial al darse cuenta de que su rival pensaba lo mismo. La sincronía entre ambos dio lugar a otro capítulo memorable en la historia de UFC.
«Cuando vi a Dustin mirando el reloj, oí a mi esquinero decir ’30 segundos’. Y vi a Dustin mirando el reloj. Y pensé: ‘Este cabrón va a intentar señalar el centro antes que yo’, ¿sabes? Así que me alegré de que me dejara señalar. Lo hicimos. Y fue divertido», dijo Holloway en la conferencia de prensa.
Vista desde el otro lado
Por otro lado, Dustin Poirier reveló que ya había planeado terminar la pelea de forma icónica, como un último homenaje a su carrera en el octágono. Sin embargo, la presión constante de su rival y el agotamiento acumulado durante los cinco intensos asaltos finalmente impidieron que el estadounidense respondiera como hubiera deseado en ese momento final.
«Quería hacerlo. Así que no dejaba de mirar el reloj. Pensaba: ‘¿Cuándo vamos a hacer esto?’. Vi que faltaban 25 segundos… aún no era el momento. Conectó unos buenos golpes, y pensé: ‘Bueno, luchemos un rato’. Lo agarré en el clinch. Solo quedaban ocho segundos», explicó ‘The Diamond’.
A pesar del resultado adverso, el excampeón interino de peso ligero (155 lb) abandonó el escenario entre una ovación de pie en su ciudad natal y con una despedida digna de su carrera, marcada por batallas dentro del octágono, como la que mantuvo con Max Holloway el sábado por la noche. «The Diamond» seguía siendo muy elogiado por su rival.