Marcus Almeida, uno de los mejores competidores de jiu-jitsu de todos los tiempos, no tuvo el debut soñado en el evento de MMA más importante del planeta el sábado pasado (26). Programado para enfrentarse a Martin Buday, número 13 del ranking de pesos pesados, en la cartelera de UFC Abu Dabi, ‘Buchecha’ terminó siendo derrotado por su rival eslovaco por decisión unánime. Pero, a pesar del revés, el cinturón negro brasileño mantiene la calma sobre su futuro en la compañía.
En su primera declaración tras su fallido debut en la UFC, a través de su perfil oficial de Instagram, Almeida reconoció que su rendimiento no cumplió con las expectativas y que aún necesita mejorar en algunas áreas para replicar en MMA el éxito que tuvo en jiu-jitsu. El luchador paulista también prometió aprovechar las lecciones aprendidas de su derrota para revertir la situación.
Mi debut en la UFC no salió como soñé, pero es parte del juego. Cometí muchos errores y pagué el precio con la derrota. Sé que tengo mucho que mejorar, y desafortunadamente no pude rendir al máximo. Todo el mérito es de mi oponente por la victoria. Felicidades, Martin Buday, por la pelea. Fue un honor compartir la jaula contigo. Esta no fue la primera vez que pierdo, y no será la última. He perdido mucho en mi carrera y siempre he usado esas derrotas como lecciones y experiencias de aprendizaje, y esta vez no será diferente. Gracias a todos los que me apoyaron, me ayudaron a llegar hasta aquí y a todos los que me animan. Como dice el dicho: «Lo que no te mata te hace más fuerte». Y sigo vivo aquí», escribió Buchecha en el pie de foto.
¿Cómo fue la derrota de Buchecha?
En su debut en la UFC tras dejar ONE Championship, Marcus Buchecha tuvo dificultades para derribar a su oponente y trabajar en el grappling, su arma principal. El multicampeón mundial de jiu-jitsu incluso estuvo cerca de asegurar una victoria sobre Martin Buday en el segundo asalto, cuando finalmente pudo demostrar sus habilidades en el suelo, pero terminó agotándose excesivamente, lo que lo perjudicó en el último asalto, cuando, ya bastante cansado, no pudo rendir al máximo.