La duración de una pelea es solo una pequeña parte ‘abierta a los fanáticos’ en medio de una extensa preparación llena de contratiempos que los atletas de MMA atraviesan a diario. Y buena prueba de ello fue la reciente experiencia vivida por Luana Pinheiro. En su última aparición en UFC, en mayo de este año, la brasileña no fue rival para Angela Hill y terminó sometida. Pero incluso antes de entrar al octágono, la judoka libró una gran batalla con su propio cuerpo detrás del escenario y compitió con una serie de complicaciones, incluidas bacterias en su estómago.
En entrevista exclusiva con Ag Fight, Pinheiro reveló que tuvo síntomas de vómitos y diarrea la víspera de la pelea. Debilitada, la paraibana optó por seguir adelante y permaneció en la cartelera, pero acabó siendo derrotada. Tras el enfrentamiento con Hill, la judoca investigó clínicamente su estado de salud y descubrió que tenía Helicobacter pylori, conocido popularmente como H. pylori, una bacteria que ataca el estómago y puede provocar ataques de gastritis.
“En mi última pelea estaba mal de salud, por lo que no pude rendir como quería. Había entrenado bien, estaba tan preparado que pensé que podía luchar aunque me sintiera enfermo. Pero nuestra cabeza puede ser fuerte, pero el cuerpo está a cargo. Me desperté el día de la pelea vomitando, con diarrea, muy enfermo. Y no sabía por qué. Durante la pérdida de peso estuve a punto de vomitar varias veces, con mucho dolor de estómago. Durante el calentamiento apenas pude calentarme porque estaba en el baño. Fue la peor experiencia de mi vida. Piensas: ‘Ah, ya entrené mientras me sentía mal, también puedo (pelear)’. Pero ahí no es entrenar, es el 100% de todo. Regresé a Brasil y me hice pruebas, porque pensé: ‘Lo que sentí no es normal’. Nunca tuve eso. Descubrí que tenía H. pylori, una bacteria en el estómago, así que sentí mucho dolor en el estómago. Ya estabas haciendo dieta para perder peso, por lo que las bacterias comenzaron a comerse tu estómago. Traté H. pylori”, recordó.
Intolerancia a la lactosa
Y por si fuera poco, la brasileña también padecía otro problema además de las bacterias en su estómago. Al realizar una serie de pruebas, Luana descubrió que tiene intolerancia a la lactosa, condición que cargó sin saberlo durante 30 años de vida. Debidamente diagnosticado, Luana Pinheiro admitió que sintió algunos de los síntomas provocados por la intolerancia en sus campos de entrenamiento, pero los ignoró porque pensó que eran escenarios puntuales. Ahora, la judoka ha adaptado toda su dieta y eliminado de su dieta los alimentos que contienen lactosa.
“Y además tengo intolerancia a la lactosa, que era algo que no sabía. Toda mi vida me sentí mal en los entrenamientos y pensé: ‘Ah, es porque comí demasiado, es porque hoy estoy nervioso’. Nunca imaginé que fuera por la leche. Porque normalmente no tomo mucha leche. Como más (queso) en pizza y ese tipo de cosas. Y el día anterior (la última pelea) cené macarrones con cuatro quesos. Entonces se suponía que esta no sería mi pelea (risas). Crédito a Angela Hill, quien logró aprovechar mis errores. Este proceso fue horrible, la peor experiencia de mi vida. Ahora lo sé: ‘Si te sientes mal, no pelees’. Solo quien está enfermo y lo siente sabe lo que es, fue una mala experiencia”, relató la paraíbana.
Con sus problemas de salud detrás, Luana Pinheiro entra en acción este sábado (9), en la cartelera principal de UFC Vegas 100, lista para romper una racha negativa de dos derrotas en la empresa.
Para ello, la brasileña tendrá que derrotar a la canadiense Gillian Robertson que, a su vez, atraviesa un buen momento en Ultimate -con cuatro triunfos en sus últimas cinco apariciones-. Los atletas son vecinos en el ranking de peso paja (115 lb), con Pinheiro actualmente en el puesto 13 y ‘El Salvaje’, como se le conoce, en el 14.