A principios de octubre, en la pelea principal de UFC 307, Alex Pereira y Khalil Rountree Jr libraron una verdadera batalla dentro del octágono. Claramente perdedor en ese momento, el estadounidense sorprendió al campeón de peso semicompleto (205 lb) y organizó un combate reñido. En el cuarto asalto, sin embargo, el retador sucumbió y terminó siendo noqueado por Poatán, quien conservó su cinturón. Casi dos meses después del enfrentamiento, ‘El Caballo de Guerra‘ desveló que perdió la visión durante la pelea tras ser blanco de potentes golpes propinados por el delantero brasileño.
En una reciente aparición en ‘JAXXON PODCAST‘, Khalil recordó que en los rounds finales del duelo, cuando recibió un golpe en la cara y sufrió un corte en el ojo, comenzó a competir en modo ‘piloto automático’. Esto se debe a que su visión se volvió borrosa y, al recibir cada vez más golpes, la situación empeoraba cada vez más. A pesar de la situación adversa, el estadounidense se negó a abandonar la pelea, resistiendo hasta que el árbitro intervino en la disputa, declarando la victoria de Pereira.
«En la pelea, donde ocurrió ese corte, recibí un golpe y un ‘boom’. Sabía que me habían golpeado fuerte porque comencé a notar que mi visión se nublaba un poco. Pero el segundo (golpe) que me dio, el que realmente me cortó el ojo, en ese momento me quedé ciego. Pero pensé: ‘Joder, seguiré’. No vi nada después de eso, solo luces. No vi sombras, no vi nada. Era como si alguien le hubiera puesto una película mate (en mi opinión). Entonces no podía ver, estaba ciego en esa mierda. Pero sea como sea, no me rendiré. La sensación, no sentí nada, la adrenalina estaba muy alta, pero me di cuenta que estaba (dolido). Tenía los ojos jodidos, pero pensé: ‘Me ocuparé de esto más tarde'», recordó Rountree Jr.
Pelea de la Noche y elogios de Poatán
Como era de esperar, el duelo que encabezó el UFC 307 también fue votado como el mejor ‘Pelea de la Noche’, premiando a los involucrados con un bono de 50 mil dólares. Además, Pereira elogió a Khalil tras el choque, destacando, sobre todo, la resistencia del estadounidense a recibir golpes y mantenerse activo. Con el rostro ensangrentado, el retador al título de peso semicompleto salió del octágono irreconocible.