La brasileña Ketlen Vieira se acercó a la ‘oportunidad al título’ de la categoría peso gallo de la UFC, luego de acabar con la estadounidense Miesha Tate, en la pelea principal de la cartelera UFC Las Vegas 45, con un asombroso ‘performance’ de pelea.
Vieira mantuvo a raya a Tate con su jab, y la ex campeona pareció no poder encontrar la manera de entrar en el primer minuto y medio. En la segunda mitad de la ronda, Tate disparó un combo, aterrizando un par de tiros antes de ser contrarrestada para cerrar la distancia con poco más de un minuto restante.
Ya en el segundo, Tate se encontró de espaldas a la cerca, dando vueltas para apartarse del camino y a medida que avanzaba el round, Tate se encontró retrocediendo con demasiada frecuencia y no pudo encontrar una oportunidad para aterrizar un derribo.
Un toque de Tate detuvo temporalmente la pelea a principios del tercero, lo que le dio a Ketlen Vieira tiempo para recuperarse. Cuando la acción se reanudó, Tate lanzó su jab. Posteriormente, Miesha volvió a subir la temperatura en la cuarta ronda con unos jabs, patadas al cuerpo y diferentes ángulos hicieron que Vieira luchara un poco más a la defensiva.
En el último asalto Tate conectó una patada al cuerpo, mientras que Vieira golpeó con la mano derecha una vez más. Probablemente Tate estaba abajo en las tarjetas de puntuación, y el derribo sería clave para cualquier posible final para ella.
Brady mantiene el invicto ante Michael Chiesa
La esperada pelea co-principal del UFC Las Vegas 45 comenzó con la emoción de los fanáticos dentro del UFC Apex, aunque Brady y Chiesa hicieron una pelea algo aburrida. Un desafortunado toque de ojo puso la pelea en espera temprano, y luego de algunos intercambios de ida y vuelta, otro toque de ojo de Michael Chiesa obligó a Herb Dean a dar una advertencia.
En el segundo, entraron en una batalla real con Brady disparando para un derribo y dejar a Chiesa en el suelo, por lo que comenzó a trabajar con sus ganchos para asegurar un bloqueo del cuerpo, buscando un estrangulamiento trasero cuando la ronda llegó a su fin.
En una señal de respeto, hubo un abrazo para comenzar el tercer asalto entre Michael Chiesa y Sean Brady. Chiesa comenzó a presionar a Brady, conectando algunos golpes de poder, pero Brady evitó la agresiva presión de Chiesa y llevó la pelea al suelo con un quinto derribo aunque de poco le sirvió de cara al resultado final.