A pocos días del esperado UFC 316, la tensión entre Kayla Harrison y Julianna Peña ha trascendido el octágono y ha adquirido nuevas dimensiones fuera de él. La actual campeona de peso gallo (135 lb) acusó públicamente a su rival de usar esteroides, levantando sospechas sobre su transformación física desde la transición del judo olímpico al MMA.
En respuesta, Mike Brown, entrenador principal del estadounidense en American Top Team, salió en defensa del atleta y calificó las declaraciones como infundadas. Según él, Harrison nunca ha tenido ninguna relación con sustancias ilegales y su forma física actual es fruto de la disciplina, la genética y la adaptación a la nueva modalidad.
«Hay personas que simplemente no son normales. Son atletas con características físicas excepcionales, auténticas rarezas, y Kayla es una de ellas. Siempre ha mantenido el mismo físico a lo largo del tiempo, lo cual es una clara señal de que es una atleta limpia», dijo Brown en una entrevista con ‘MMA Fighting’.
Adaptación deportiva
Sin presentar ninguna prueba, Julianna Peña intensificó la rivalidad verbal en la recta final de cara al evento co-estelar de la cartelera del 7 de junio. El entrenador prefirió mantener el foco en el rendimiento y el compromiso de su alumna. «No necesita atajos. Se esfuerza a diario. Es una atleta especial, como pocas», añadió.
La campeona, sin embargo, argumentó que su oponente lució “muy femenina” durante su recorrido sobre el tatami. Pero ella niega que actualmente tenga un cuerpo “muy musculoso y definido”, lo que, según ella, sería un indicio visual del uso de sustancias prohibidas.
Brown, a su vez, explicó que el cambio en el físico se puede justificar fácilmente por el cambio en las categorías de peso. Kayla Harrison compitió en los Juegos Olímpicos con 171 lb, con pesajes el mismo día de la pelea, y hoy compite en la UFC con 135 lb, un corte significativo que naturalmente impacta en la apariencia muscular.