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Covington Masvidal
Louis Grasse/PxImages

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Covington y Masvidal ignoran la conferencia de prensa del UFC 272 e intercambian insultos durante 30 minutos

La rivalidad entre Colby Covington y Jorge Masvidal está en su apogeo. Cerca del día en que medirán fuerzas en el octágono del UFC 272, los atletas dieron nuevas pruebas de que la vieja amistad entre ellos es realmente cosa del pasado. Este jueves (3), en la conferencia de prensa del show en Las Vegas (EE.UU.), los luchadores pasaron cerca de treinta minutos intercambiando insultos.

Las provocaciones comenzaron con Covington, quien llamó burro a su rival, criticó sus posiciones políticas y lo maldijo en repetidas ocasiones. Posteriormente, Masvidal insistió repetidamente en que, de hecho, había vendido más pay-per-views que su oponente en la historia de la UFC.

Consciente del ambiente de tensión entre las estrellas de la cartelera, Dana White, presidente de la UFC, pidió que cuatro policías permanezcan en el escenario en todo momento para evitar que se produzcan peleas. Y, de hecho, eso parecía estar cerca de suceder en algunas ocasiones. Sin embargo, a los fans presentes les encantó. Con cada embestida de Colby, excampeón interino de peso wélter (170 lb) y dueño de lengua afilada, sus seguidores en el anfiteatro del hotel MGM, vitoreaban en apoyo. Al unísono, su nombre resonaba simulando un partido de fútbol.

Dueño de una popularidad prácticamente igual, Masvidal, famoso por sus peleas en las calles de Miami, adoptó una postura más pragmática. Sin alzar tanto la voz, el representante de la academia ‘American Top Team’ rebatió las acusaciones y protagonizó su propio programa.

Luego de amenazar con arrojar una botella de agua a su rival, Masvidal mostró al público una carta autografiada por Colby y prometió venderla en Internet. Además, a manera de provocación repitieron un video y un audio en el que el excampeón afirma que eran mejores amigos. El escenario se repitió durante toda la ceremonia y pocas de las preguntas de los periodistas fueron, de hecho, contestadas. El estado de ánimo, como se predijo, se intensificó en el momento de la mirada cuando Dana White no permitió que se acercaran.

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