Tras ganar el título de peso mediano (185 lb) en UFC 319 con una victoria aplastante sobre Dricus du Plessis, Khamzat Chimaev regresó a Chechenia y quedó recibido con una fiesta en su país natal. El atleta, ahora el primer campeón de UFC de la región, aterrizó el miércoles pasado (20) y recibió una cálida bienvenida, marcada por la presencia de Ramzan Kadyrov, presidente de la República Chechena.
El nuevo campeón llegó portando el cinturón de la organización y fue recibido de inmediato por Kadyrov, quien lucía una camiseta con la imagen del luchador. En un gesto simbólico, Chimaev entregó el título al líder checheno, quien lo sostuvo en alto mientras posaban para fotos entre una multitud de seguidores. La escena resonó en redes sociales y reavivó el debate sobre la intersección del deporte, la política y los derechos humanos.
Figura controvertida
La presencia de Kadyrov en el centro de la celebración no pasó desapercibida. El líder es una figura muy controvertida, acusado por varias organizaciones internacionales de participar en graves violaciones de derechos humanos. Además, tiene sanciones impuestas por Estados Unidos y otros países occidentales, lo que convierte cualquier asociación pública con él en fuente de atención y controversia.
Problemas con la visa
La estrecha relación de Chimaev con el jefe de estado ya había obstaculizado su carrera internacional. Durante un tiempo, esta conexión se consideró uno de los principales obstáculos para obtener visas a Estados Unidos, impidiéndole competir en eventos de la UFC en territorio estadounidense.
Sin embargo, antes del UFC 319, el propio atleta reveló que la situación se resolvió con la ayuda directa del presidente Donald Trump. Según él, fue gracias a la intervención del presidente que se le permitió entrar al país y pelear en Chicago, donde ganó el cinturón.
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