Campeón de peso mediano (185 lb) de la UFC durante años y considerado por muchos como el mejor peleador en la historia de las MMA, Anderson Silva enfrenta un desafío diferente en su carrera este sábado (29), cuando suba al ring para un duelo de boxeo contra el youtuber Jake Paul, en un evento con sede en Arizona (EEUU). Pese a la clara ventaja en experiencia, ‘Spider’ predica el respeto al rival y se mantiene cauteloso a la hora de analizar sus posibilidades de victoria.
En una entrevista exclusiva con Ag Fight, Anderson destacó la complejidad de la competencia en el boxeo, donde cualquier error puede ser fatal para las pretensiones de victoria de un atleta. Para el veterano de 47 años, por estas circunstancias del deporte, el joven youtuber estadounidense tiene las mismas posibilidades de salir triunfante del ring que él, aún con la enorme discrepancia en el currículum de ambos.
“El boxeo es ajedrez, como el jiu-jitsu. Quien mueve la pieza equivocada puede terminar en problemas. Por supuesto que está la partitura, el movimiento, el juego de pies… Pero yo tengo el 50% y él tiene el 50%. Creo que la experiencia cuenta mucho, pero una pelea es una pelea”, dijo el excampeón de la UFC, antes de terminar.
“Nunca dejamos que se nos suba a la cabeza que Jake no tiene mucha experiencia, no ha tenido peleas con atletas que lo pongan en situaciones difíciles. Pero pelea es pelea. Él también está entrenando, está entrenando duro. Y vamos a jugar nuestro juego. Un juego de esquivar sus movimientos, bloquear sus movimientos y tratar de ahogar todo lo del otro lado”, concluyó.
Con una larga y exitosa carrera en los deportes de combate, que abarca más de dos décadas, Anderson Silva ha centrado su atención en el boxeo internacional desde que dejó la UFC, donde dominó la división de las 185 lb entre 2006 y 2013. Jake Paul, de 25 años, empezó su proyecto para competir profesionalmente en el noble arte hace menos de tres años y, hasta el momento, ha logrado un relativo éxito, tanto en lo deportivo, manteniéndose invicto tras cinco peleas, como en el aspecto comercial, moviendo millones de dólares por cada compromiso firmado.
