El pasado sábado (15), Anderson Oliveira do Nascimento, el ‘Astro da Maldade’, confirmó su gran momento en las MMA. El Sergipe, que anteriormente fuer carcelero, portero y agente inmobiliario, alcanzó su tercera victoria consecutiva al derrotar a Paulo Henrique Laia por decisión de los jueces en el Jungle Fight 102 celebrado en Jacarepaguá, en Río de Janeiro, Brasil. Para aprovechar su buena actuación, el luchador ahora apunta a objetivos aún mayores en la organización.
Después del triunfo, Oliveira destacó el proceso de pérdida de peso y el viaje a Río de Janeiro para justificar un desempeño por debajo de las expectativas. Sin embargo, aun así, afirmó que logró mantener un buen nivel y espera recibir la oportunidad de disputar el cinturón de peso welter (77 kg), actualmente en manos de Wilker ‘Feijão’.
“No subestimé a Paulo Henrique en ningún momento. Sabía su potencial. Sé que dejé un poco que desear en la parte física. Hice un viaje de casi 30 horas, y eso fue bastante agotador. He estado perdiendo peso en el camino. Incluso nos detuvimos en el camino para poder entrenar. Pero sé que mejoraré mucho por una disputa por el cinturón. Espero que Wallid Ismail me brinde esta oportunidad para que pueda tomar el cinturón y convertirme en el nuevo campeón de la categoría”, indicó el atleta.
“Creo que gano esa oportunidad. No veo a nadie en la categoría que merezca esta disputa más que yo. Nadie vende más de lo que vendo una pelea o una pelea mejor, y eso si solo estoy actuando con el 60% de mi capacidad. Si se confirma esta lucha por el cinturón, haré sonar la máquina para terminar con Feijão en la primera ronda. Será mi mejor y más rápido rendimiento”, agregó.
Con la confianza de que complació a la organización y recibirá la oportunidad de luchar por el título, Anderson admitió que ya ha estado estudiando el juego del campeón. El sargento enumeró las cualidades del posible rival y ya dijo cómo piensa terminar esta disputa.
«No necesitas una bola de cristal para saber que en una eventual lucha contra ‘Feijão’ intentará humillarme. Por supuesto, una mano puede entrar, pero ya sabemos cuál es su juego. Y, si él me baja, tengo un jiu-jitsu donde no podrá pasar mi guardia y no podrá ganar mi media guardia, mucho menos someterme o vencerme. Lo terminaré o lucharé nuevamente de pie. Y poniéndose de pie, correrá el riesgo de ser noqueado”, concluyó el atleta de 33 años de edad.
