Desde su debut en la UFC en 2019, Amanda Ribas ha atraído la atención del público con excelentes presentaciones y un carisma único. Con su buen momento en el octágono, la brasileña subió posiciones importantes en el ranking del peso paja (115 lb) hasta que, el 23 de enero, vio interrumpido su buena fase, cuando fue noqueada por su compatriota Marina Rodríguez en el UFC 257.
Antes de la pelea, Ribas y su equipo de entrenadores dijeron que la disputa sería una buena oportunidad para probar su golpe, ya que Rodríguez es una experta en la materia. Con el resultado negativo, justo cuando las dos intercambiaron golpes estando de pie, la atleta de Varginha, Minas Gerais (Brasil) lamentó haber sido golpeada cuando estaba mejor en el duelo. En una entrevista exclusiva con el reportaje de Ag. Fight, el número diez de la clasificación de la categoría defendió su táctica para el combate y le dio mérito a su rival.
“La estrategia era sentir la pelea en pie. No sirve de nada entrenar y no saber si está funcionando. Trabajaba de pie, pero llevándolo al suelo, que me gusta. En la primera vuelta la táctica encajó y creo que gané. En el segundo conectó el golpe perfecto, en el momento perfecto, con la potencia adecuada y me dejó inconsciente. Lo mismo sucede en el judo. No tiene sentido aplicar un osoto gari o uchi mata si luego alguien te aplica un ippon. Esta pelea iba a ser buena para ver mi golpe y vi que necesitaba mejorar. Fue un punto positivo”, detalló Ribas, antes de descartar la posibilidad de perder el enfoque durante la pelea.
“Puede que haya sido (de estar más relajado en el momento del nocaut), pero no lo creo. Ella que encontró la distancia correcta de la primera a la segunda ronda. Tal vez si no hubiera caminado hacia su mano derecha, el golpe no hubiera entrado (risas)”, concluyó.
A pesar de tener 27 años de edad, Amanda mostró una mentalidad madura tras el duro revés. Consciente, la sudamericana admitió que sabe que necesita evolucionar e indicó que la derrota fue ‘positiva’ para su carrera. Especialista en judo y jiu-jitsu, la representante del ‘America Top Team’ cosechó los frutos de la contundente victoria ante Paige VanZant, en julio de 2020, hasta que sufrió el revés que impidió, por ahora, el avance en el ranking de la UFC.
“Fue mi primera derrota en UFC, pero no fue la primera en la vida de un atleta. Lo malo de ganar la victoria es que es fugaz y lo bueno de perder es que también es fugaz. Ahora, intenta aprovecharlo. Nada ocurre por casualidad. Si hubiera ganado, iría al top 5 y tomaría un palo feo (risas). Estaba creciendo rápido y, a veces, es bueno tomarme un descanso para ver qué puede mejorar y alcanzar mi mejor etapa posible en la próxima pelea. Quiero llegar preparado para la pelea por el cinturón. Ahora está tratando de ser más estratégico, enfocado y técnicamente capacitado. Lo mejor en todo”, explicó.
Imágenes de Natássia Del Fischer / PX
Otro factor que llamó la atención después del enfrentamiento fue la naturalidad con la que Amanda Ribas abordó la derrota aún dentro del octágono. Mientras algunos deportistas lloran o lamentan el resultado, la atleta se mostró tranquila y se preocupó en demostrar que no había sido sacudida, incluso enviando besos al público. Cuestionada sobre esta postura, dio su justificación, pero reveló que no contuvo las lágrimas cuando conoció a su madre apenas llegó a su ciudad natal.
“La parte más triste de llorar en el octágono es cuando no hicimos nada de lo que entrenamos. Es malo cuando haces todo el campamento y llegas al octágono y cierras, no haces nada sabiendo que puedes. Jugué mi juego en la primera ronda. Por supuesto, todos están tristes por la derrota, yo entreno para ganar. ¿De qué sirve llorar, enojarse, maldecir a todos? Nada. Tienes que intentar aprovechar para mejorar. Solo te agradecí por no lastimarte, a Marina por la pelea, al UFC por la oportunidad, la audiencia que me aplaudió mucho antes y después de la pelea. Hice lo que pude. Así que estaba tranquilo. No había llorado hasta que llegué a casa. Pero cuando llegué, vi a mi madre, vi fotos de la reunión para ver mi pelea y me derrumbé. Hice que todos se juntaran para perder. Pero mi mamá me relajó, dijo que la gente quería verme, sin importar la victoria o la derrota”, describió.
Tras destacar el aprendizaje que tuvo con la derrota ante Marina, Ribas parece dispuesta a volver a las competiciones cuanto antes. La ‘carioca’ especuló sobre posibles fechas en las que espera volver a estar en acción dentro del octágono, incluso mencionando a dos atletas que se cruzaron por poco en su camino en el octágono.
“Hablé con mi manager para que me pusiera a pelear. Como recibí una suspensión médica de 45 días, quiero pelear en abril o junio. Ya quiero pelear. Todavía estoy en la misma posición en el ranking y los nombres que mencioné todavía son suficientes para pelear, espero. Quiero tener a alguien delante de mí para que me lleve a la cima. Todavía estoy esperando algunos de ellos. Creo que es difícil para Carla, porque está esperando el cinturón, pero yo estoy aquí”, preguntó.
Con el revés ante Marina Rodríguez, Amanda Ribas perdió su récord invicto en la UFC que venía de cuatro partidos. Desde su debut en UFC en 2019, el minero ha vencido a Emily Whitmire, Mackenzie Dern, Randa Markos y Paige VanZant.