Desde su detención por cargos de violencia doméstica, lesiones corporales e infracciones vehiculares, el 24 de septiembre en Las Vegas, Jon Jones hizo pública su versión de los hechos. El excampeón de la UFC, que hasta entonces solo había admitido tener un problema de abuso de alcohol, utilizó su cuenta oficial de Twitter para negar haber agredido a su prometida en aquella ocasión.
Según el boxeador, que se aseguró de reiterar su promesa de dejar de consumir bebidas alcohólicas, lo que ocurrió entre él y su prometida antes de su detención fue solo una discusión. Además, ‘Bones’ negó que las hijas de la pareja, presentes en la misma habitación de hotel donde se produjo el presunto altercado, estuvieran despiertas durante el incidente.
«Me encanta cómo la gente se imagina la peor situación posible en su cabeza y la hace de alguna manera real. Nunca golpeé a mi prometida y nuestras hijas fueron despertadas después de nuestra discusión. Mis hijas no nos vieron ni oyeron discutir», dijo Jones.
«Eso es realmente lo único que quiero aclarar. Aparte de eso, estoy deseando seguir adelante sin el alcohol. Esta es la primera vez en mi vida en la que estoy, realmente, preparado para dejar (de beber). Agradecido de tener el apoyo de mi prometida, mi familia, mis amigos y mis fans», concluyó el luchador.
De paso por Las Vegas, donde el 23 de septiembre asistió a la ceremonia de incorporación al Salón de la Fama de la UFC, Jon Jones fue detenido por la policía local horas después de la fiesta, acusado de violencia doméstica, lesiones e infracciones vehiculares.
Según el informe de los agentes encargados de la detención del púgil, al llegar al hotel donde se alojaba con su familia, la prometida de ‘Bones’ tenía manchas de sangre en la ropa y en el cuerpo, pero aparentemente asustada, se negó a hablar del ex campeón de la UFC o de cualquier posible agresión sufrida. Jones fue liberado al día siguiente bajo una fianza de ocho mil dólares y deberá comparecer ante la justicia estadounidense el 26 de octubre.
