Realizada este domingo (10), la edición semanal de la WWE contó con un giro protagonizado por Ronda Rousey. Si en los últimos días la ex-campeona peso-gallo (61 kg) del UFC se convirtió en noticia por declararle la guerra a la empresa promotora de eventos de lucha libre, esta vez la judoca apareció en los instantes finales de una pelea y causó un altercado hasta el punto de irritar a los fans presentes en el gimnasio.
Después de un duelo equilibrado en el que Charlotte Flair y Becky Lynch definían las vacantes finales para la disputa de título en el show Westlemania, programado para el 7 de abril, la actual campeona Ronda invadió el ring y agredió a Becky, su archirrival en la organización. De esta forma, la propia Becky fue favorecida por las reglas del torneo y, al ver a la oponente ser descalificada, acabó apuntada como ganadora.
Abucheada por la platea, Ronda, que dejó de lado toda la aprobación y visibilidad conquistadas desde su entrada en el evento, habría premeditado tal acción para asegurar que su rival ganara automáticamente una vacante en el Westlemania, el mayor show del año de la empresa. Así, la judoca colocará su cinturón en juego no sólo contra Lynch, sino también contra la derrotada Charlotte Flair, que ya estaba previamente clasificada para el show.
La ‘triple lucha’ marcará la segunda presentación de Ronda en la mayor cartelera del año de la WWE. Sin embargo, si en 2018 su relación con los fans era la mejor posible, esta vez la ex-campeona del UFC parece vestir al personaje de villano, una vez que comenzó a atacar públicamente a la propia empresa. Y si los abucheos fueron la primera señal de esta nueva fase, la expectativa ahora es sobre el resultado de su próxima aparición en el ring, cuando colocará no sólo el cinturón en juego, sino también su invicto en la organización.