Desde que perdió su cinturón del peso ligero de la UFC (155 lb) en diciembre de 2015, Chris Weidman ha experimentado un período de inestabilidad en la organización. De las seis peleas que realizó después de ser derrotado por Luke Rochkold, solo ganó dos y vio como se acercó el riesgo de ser despedido por la UFC.
Sin embargo, en su presentación más reciente, ‘All American’ superó a Omari Akhmedov y recuperó la confianza para retomar el buen momento y quizás luchar por otra oportunidad de acercarse a la cima de la categoría – Weidman se enfrentará a Uriah Hall, este sábado (24), en UFC 261-. Sin embargo, antes de la pelea, el atleta reveló durante una conferencia de prensa el miércoles pasado que hizo algunos cambios para volver a actuar a un alto nivel.
“Creo que tengo todo el potencial del mundo, solo necesito hacer lo correcto. Durante mucho tiempo, me alejé del trabajo como debería haberlo hecho. No estaba en el gimnasio todo el tiempo, tomé atajos en lugar de hacer todo el trabajo posible. Traté de hacer el menor trabajo posible, y me funcionó para algunas peleas que estaba ganando”, narró.
“Creo que salir de mi entorno al que estaba acostumbrado, y con los hábitos que tenía, me permitió enamorarme del deporte y simplemente estar en el gimnasio para aprender. No salí del gimnasio. Estoy en el gimnasio sin parar y no ha sucedido desde antes de mi pelea con (Lyoto) Machida. Fue la última vez que hice eso y para la pelea con Vitor (Belfort), ahí fue cuando empecé a aflojar los entrenamientos”, agregó.
El ex campeón del peso wélter de la UFC Chris Weidman, viene de una importante victoria sobre Omari Akhmedov en agosto de 2020, en su regreso a la división de menos de 155 lb, luego de un rápido y frustrado pase al semicompleto (206 lb). El triunfo rompió la secuencia de dos derrotas por nocaut que sufrió el norteamericano, undécimo en el ranking de la categoría.