Disputada hace exactamente diez años atrás, en el UFC 126, en Las Vegas (EE.UU.), la pelea entre Anderson Silva y Vitor Belfort fue sin duda la principal responsable del crecimiento de la UFC y de las MMA en Brasil, al inicio de la última década. Protagonizada por dos de los luchadores brasileños más conocidos y consagrados de todos los tiempos, la disputa -válida por el cinturón del peso medio (185 lb)- fue el catalizador para el fortalecimiento de las relaciones entre la principal organización de MMA del mundo y el país suramericano.
Luego de este combate, ganado por Silva por la vía nocaut, el creciente interés de la población ‘carioca’ por el deporte fue tal que «obligó» a la UFC a capitalizarlo, promoviendo varios eventos de la entidad en el territorio. Posteriormente, se realizó un show en 1998 apostando por la versión brasileña del reality show ‘The Ultimate Fighter’, además de otras acciones relacionadas con la exploración de los luchadores brasileños.
Preguntado por el informe Ag. Fight durante la conferencia de prensa del UFC Fight Island 7 sobre la relevancia de esta lucha para el crecimiento de la relación entre la organización y Brasil, Dana White -presidente de la UFC- destacó la importancia de la misma, especialmente para el ascenso a el estrellato de ‘Spider’, quien en ese momento, a pesar de dominar la división del peso medio, todavía no era tan popular como otras estrellas de la compañía.
“Brasil siempre ha contado con muchas estrellas, muchos campeones del mundo, no solo en UFC, sino también en otras organizaciones. Creo que esta pelea siempre ha tenido esa mística en torno a Vitor Belfort. E incluso sobre Anderson Silva. Cuando se convirtió en campeón, Anderson no vendió inicialmente, realmente no había explotado todavía para ser esa gran estrella”, declaró White, antes de completar.
“Había hecho cosas increíbles, pero la noche que pateó a Vitor Belfort en la cara, todo explotó. Se convirtió en una gran estrella. Esto definitivamente encendió a Brasil. Brasil ha sido muy grande y desde hace mucho tiempo, de todos modos”, explicó.
En un país donde el interés del público está directamente ligado a la existencia de campeones y, en consecuencia, ídolos, era de esperar que hubiera una caída en el entusiasmo de la población por la lucha, especialmente con la salida del escenario por parte de esa generación de leyendas de las artes marciales, que incluyen a Anderson Silva y Vitor Belfort. Pese a ello, el dirigente luce confiado y apuesta por la aparición de nuevas superestrellas brasileñas en el futuro.
“No, no lo pienso (algún boxeador brasileño hoy que pueda llegar al mismo nivel de estrellato), pero sucederá. Hay mucho talento en Brasil. Alguien aparecerá en el ranking y, seguro, tendremos otra gran superestrella de Brasil, seguro”, concluyó.
